Luego de pasar por una niñez y una adolescencia difícil, marcada por la estigmatización, la discriminación, la no aceptación (incluso en su propia casa), el rechazo social y las burlas, Emilia López es hoy una mujer con todas las letras. Formó una familia, que es la bendición y el sueño que logró hacer realidad. Así nos contó en una extensa charla que mantuvimos y en donde no faltaron los mates, las risas, pero también los recuerdos y su fuerte convicción de lucha por los derechos de todas las personas. 

En especial, la lucha que lleva adelante para que las nuevas generaciones crezcan en un contexto de respeto y comprensión, donde todos los niños y adolescentes sean reconocidos como sujetos de derechos, además de vivir de forma libre su verdadera identidad. 

“Desde que tengo uso de razón soy y me siento una mujer. Nací sabiendo que era un nene porque mi mamá me lo hacía saber, todo el tiempo hacía hincapié en que yo era un nene, pero nunca me sentí como tal”, inició contando Emilia, quien es la tercera mujer transexual que formó una familia en Santa Fe a tan corta edad, tiene 28 años, y es la primera en Las Parejas.

Oriunda de un pequeño pueblo llamado Alejandra, al norte de la provincia,  llegó a esta ciudad hace poco más de seis años. Trabaja de empleada doméstica en una casa de familia, a la cual está muy agradecida y además realiza trabajos de manicura, peluquería y belleza. 

Los inicios
“Mi mamá era una mujer de campo, tenía un carácter fuerte, muy dura con las palabras. No lo podía aceptar y entonces todo el tiempo intentó recalcarme que era un varón. Sabiendo que era un nene siempre me gustaron las cosas de nena. Yo siempre digo que amo a la mujer, me siento así, y creo que ser una mujer es comportarse como tal, no precisamente en lo genital”, explicó. 

Emilia nos contó que sus padres se separaron cuando ella tenía unos cuatro años y su mamá crió a ella y sus hermanos sola. “Mi papá como que se olvidó, hizo su vida y nos dejó a mí y a mis dos hermanos. Pero con el tiempo, cuando me presenté ante él (yo siempre supe quién era mi papá), cuando lo hice como Emilia no tuve un rechazo, jamás tuvo un problema. Yo tenía más miedo a la discriminación de mi papá y fue todo lo contrario”, rememoró. 

Respecto de sus primeros años durante la primaria, contó la manera en que intentó amoldarse a lo establecido. “Las mamás de mis amigas no las dejaban juntarse conmigo porque tenían esa mirada discriminadora. Lo sufrí mucho en la escuela, desde muy chica. Tenía ocho o diez años y yo me moría por ser la paisana en los actos escolares pero me tenía que amoldar a ser el gaucho.  Me decían ‘mariquita’ y muchísimas cosas más, no fue fácil en ese entonces”, prosiguió.  

“Mi mamá me decía vos sos nene, no podes hacer cosas de nena. Me recalcaba todo el tiempo y creo que eso me marcó. Creo que los seres humanos confundimos género con genitalidad. Genitalidad es con lo que vos naces, el sexo que tenés definido desde la naturaleza, y género, la identidad de género, es la sensación interna, personal, que tiene cada persona acerca de si es un hombre o una mujer”, explicó y también admitió que en su niñez tuvo una fuerte lucha interna que logró superar a los 14 años. 

A los 14
“Cuando yo decido ser Emilia y no más Emiliano, que fue a los 14 años, me tuve que ir de la casa de mi mamá por una pelea grande que tuve con ella. No lo admitía”, recordó y dijo que no fueron años fáciles, la peleó desde abajo, siempre en busca de una vida digna, sin estigmatización. Y en ese sentido, al dialogar con ella es posible conocer de su humildad y el respeto que en todo momento recalca por los demás, con la intensión de educar al otro y desterrar esa mirada discriminadora de la sociedad, pero sin imponerla sino solamente pidiendo respeto. 

“No se trata de inclusión, desde mi punto de vista, se trata de igualdad porque todos somos persona, de reconocer al otro en sus diferencias y no invisibilizar, como muchas veces se quiere hacer con la homosexualidad”, consideró.  

“De esa sensación la sufre toda persona diferente, como ser una persona obesa, discapacitada, chicos especiales. Pero éste es el único colectivo que se tiene que parar y decir cuál es su sexualidad abiertamente, que es lo más íntimo del ser humano”, dijo. 

Contó que jamás le gustó una mujer y que nunca forzó tener una pareja heterosexual, pero lamentó que haya personas que no puedan dar a conocer su verdadera identidad de género. “Yo nunca quise mentirme ni mentir a los demás, no podría vivir de una mentira, pero conozco de casos que han forzado tanto su sexualidad al punto de que han formado una familia de pantalla y tienen otra pareja homosexual a escondidas, pero terminan haciéndose mal ellos mismos y a los demás. Hay quienes incluso se han quitado la vida por no asumirlo, es muy triste”.  

A pesar de todo lo que sufrió con la relación conflictiva que tuvo con su mamá en la niñez, Emilia recalcó en todo momento que no siente rencor hacia ella e incluso logró reconstruir el vínculo luego de muchos años de estar distantes. 

“Soy consciente que mi mamá no sabía cómo manejar la situación y no la culpo por eso, ya que era ignorante de cómo debía asumir lo que estaba pasando, eran otros tiempos, no sabía cómo enfrentarlo”, reflexionó. 

“Mi mamá era muy dura con las palabras. Me decía: ‘si vos sos así no vas a formar nunca una familia, si vos sos así vas a terminar en la prostitución, si vos sos así…y yo creo que es el miedo de cualquier padre hoy por hoy a tener un hijo gay, porque es la realidad que la mayoría vive, porque también es una verdad de que tengo compañeras trans que se han cansado de golpear una puerta para limpiar un piso por ejemplo y no lo aceptan. 

En ese sentido admitió sentirse una privilegiada. “Tengo mucha similitud con una mujer y eso quizás hace que tenga mucha más aceptación en la sociedad, pero también siento que me gané todo lo que logré. A mí nadie me dio nada, sí tuve la suerte de encontrar buena gente que me dio siempre trabajo”, consideró.

“Ser una persona transexual es haber nacido biológicamente con un sexo con el que vos no te sentís cómodo, con un género al que vos debes pertenecer por tus genitales pero en realidad vos te sentís de otra manera”. 

Su sueño: una familia 
Emilia conoció a Enzo en Esquina, Corrientes. Allí había participado de los corsos, donde ella decidió bailar. También lo ha hecho en los carnavales en Las Parejas. Fue ahí donde se enamoraron y decidieron formar una vida juntos en esta ciudad, donde llegaron en busca de trabajo y se casaron a través de la Ley de Matrimonio Igualitario. 

La vida los siguió sorprendiendo. Lograron luego, hace unos años, convertirse en padres de Rubí, quien tiene ocho años y gracias al área de Niñez Nodo Rosario, tras una gran cantidad de idas y venidas, controles psicológicos, papeles, estudios y audiencias judiciales, obtuvieron el derecho a ser su familia de acogimiento.  

“Yo siento que los tres hoy nos amamos tanto y formamos la familia que deseamos porque nos encontramos en el dolor que cada uno sufrió pero que ahora somos muy felices juntos”, destacó y mencionó que para llegar a lo que lograron hoy fue un largo camino, una larga historia de amor y lucha. 

Carlos 
La charla con Emilia fue larga. También nos contó de Carlos Ledezma, conocido como Karlos con K, quien lamentablemente fuera asesinado hace poco más de un mes en la ciudad. “Me sorprendió mucho su muerte, si bien no tenía un vínculo muy cercano con él no podía creer lo que pasó. Lo conocí por una amiga en común y las pocas veces que hablamos era una persona increíble, no éramos amigos pero sí pude hablar con él, que también la luchó muchísimo y sufrió la discriminación”, recordó. 

Nos contó que le tocó dar la noticia del asesinato de Carlos en un grupo al cual pertenece llamado Mujeres Trans Argentina, donde constantemente envían información de las lamentables muertes en el Colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales, personas Transgénero e Intersexuales). “Y yo no podía creer que esté diciendo que le tocó a Las Parejas. Porque una vez por semana una transexual fallece y lo peor de todo es que matan a una mujer y lo mediatizan, lo que me parece bárbaro porque nadie tiene el derecho a quitarle la vida a otro.
Pero lo loco es que matan a una persona transexual y no se viraliza, incluso los medios ponen ‘él travesti’ y no “la travesti”, no se terminan de educar y suena despectivo”, enfatizó. 

Emilia realiza charlas en distintos institutos, medios y universidades en las cuales la llaman, ya que forma parte de un trabajo de concientización sobre la dignidad, el respeto, los derechos y la lucha contra la homofobia y el femicidio trans, que lamentablemente aumenta en el país.

Para finalizar nos comentó de sus sueños. Y dijo que entre sus próximos objetivos planea continuar con sus estudios de enfermería, que alguna vez los inició pero que por situaciones de la vida los debió dejar y su anhelo mayor de contar con una casa propia, pues actualmente alquilan. 

“Uno de mis grandes sueños es poder tener la casa para mi familia. Tengo la suerte de tener un compañero que es muy trabajador y yo con mi trabajo estoy segura lo vamos a lograr”. 

Texto: Noelia Fernández.