Es de tarde. Los mates están listos. Con una sonrisa y un tanto tímido por la primera vez en la que tras su accidente hablará con un medio de comunicación, Sebastián (30) nos recibe en su casa junto a su novia Florencia (21). Se conocieron en agosto del año pasado, nos cuentan. Nunca antes se habían visto. A ella le brillan los ojos cuando habla de él. Pero esa parte de la historia continuará más adelante.

En su relato hay muchas coincidencias que llaman la atención y hablan aún más del “milagro” de su vida. Como por ejemplo, que luego de que todos los pronósticos médicos indicaban en el Hospital Provincial, donde estuvo internado la primera semana, de que no había posibilidades de vida, un 7 de diciembre (día de su cumpleaños), ya en el HECA de Rosario se vieron sorprendidos por la evolución, por las chances de mejoría que dieron allí los especialistas.

“Quizás antes no creía en Dios, ahora con todo lo que me pasó siento que mi vida tiene un sentido. Creo tengo una misión, por eso estoy vivo. No sé cuál será, pero lo averiguaremos”, dijo al comenzar la charla y destacó en todo momento la fuerza que tuvo de parte de su hermana Yanina y de sus padres Rita y Raúl, a quienes está muy agradecido. 

El accidente
En la siesta del 1 de diciembre de 2016 Sebastián estaba limpiando un techo. “No era la primera vez que iba, estábamos trabajando con mi papá, él es albañil. Yo no vi el cable, era como transparente, no sé qué parte toqué y a partir de ahí no recuerdo nada”, contó. 

“Los bomberos me cuentan que yo me movía, me enviaron primero acá al Hospital de Las Parejas. Las enfermeras cuando me ven ahora dicen que no pueden creer, que es un milagro, por cómo estaba yo ese día”, prosiguió.

“Tenía el 86 por ciento del cuerpo quemado. A mis padres los médicos en el hospital Provincial no le daban esperanza de vida, ya le habían dicho que no se podía hacer nada. Mi hermana los miró, los vio resignados y les dijo: ‘¿qué hacen?, ¿se van a quedar así?, yo me lo llevo’. Y así fue como llegué al HECA en Rosario, los médicos decían que no iba a llegar y acá estoy”.

El 5 de enero de 2017 salió de terapia intensiva y pasó a la unidad del quemado en el HECA, donde empezaron las cirugías, le sacaron piel de partes sanas y aplicaron injertos. La quemadura más importante la tiene en la zona del hombro, oreja derecha y en el brazo. Le amputaron parte de su pie y dedos de su mano. Nos contó que la próxima semana viajará a Buenos Aires para interiorizarse sobre las cirugías reconstructivas que deberá realizarse en la oreja. 

No dejó de agradecer a todas las personas que estuvieron pendientes de su evolución y de las necesidades de su familia, de quienes hasta ahora sigue recibiendo muestras de cariño. También destacó la ayuda de la Municipalidad de Las Parejas desde ese primer momento hasta hoy. 

Sin bajar los brazos
Nos contó que días atrás fue a hablar con el Intendente. “Antes de empezar con mi mini emprendimiento de lavar autos, fui a conversar con Horacio para consultarle si podía hacerlo en mi casa y por lo que necesitaba. Me dio mucho aliento y me ayudaron con elementos. Estoy muy agradecido”, dijo.

A través de su red social de Facebook, Sebastián contó porqué comenzó con la idea de lavar autos en la vereda de su casa. Y el motivo principal es porque no quiere quedarse con los brazos cruzados. “Voy a seguir con mi tratamiento día a día y ya que hoy no es barato ir todo los días al kinesiólogo, comprar vendas, cremas, más las operaciones y prótesis que me faltan voy a intentar darle una mano a mis viejos que están dejando todo para que no me falte nada y también tener mi propia plata, darme mis propios gustos, depender de mi aunque sea lo más mínimo pero ganármelo”, señaló en su muro semanas atrás.

Y se lo nota así, con fuerzas y con ganas de superarse día a día. No cuenta con obra social y por algún tiempo no podrá ejercer un trabajo formal, pero con  la ayuda de Florencia que lo motiva contó que va a estudiar para terminar el secundario. Le quedan dos años y admitió que tiene ganas de finalizar por un futuro mejor. 

Sin miedos
“Cuando volví a Las Parejas estaba en silla de ruedas, casi no podía hablar, sufría algunos dolores y por las noches tomaba pastillas para dormir. Pero nunca pensé en nada malo, no me quedé encerrado en mi habitación, decidí enfrentar esto que me pasó y pensar en todo lo que hicieron mis padres y mi hermana por salvarme”. 

“Ahora hago una vida normal, por decirlo así. No me duele nada, salvo los días de mucha humedad. Salgo con amigos, voy al boliche, nos reunimos, todo lo que puedo lo hago”. Uno de sus hobbies era jugar al fútbol. Por ahora no lo puede hacer pero tiene la esperanza de que más adelante lo pueda retomar. Sin embargo contó que sigue yendo a la cancha con sus amigos.  

El amor
Nada mejor que el amor para curar las heridas. Y justamente Florencia, llegó a la vida de Sebastián quizás con la meta y el momento justo. Ella estudia enfermería y está a poco de recibirse. Contaron que se conocieron por medio de un amigo en común y desde ese entonces no se separaron más. 

Sin titubear y con emoción ella dice: “A Sebastián lo admiro muchísimo por la fuerza que tiene, es un ejemplo de vida”. Y es así, una historia digna de contar. 

Texto: Noelia Fernández.