La inseguridad vuelve a estar en el centro de la escena en
Las Parejas. La semana pasada se realizó un allanamiento en el marco de una
investigación, con varios móviles policiales trabajando en el lugar. Aunque no
hubo detenidos, fuentes indicaron que el procedimiento fue “positivo”, ya que
se habrían encontrado elementos relacionados con la causa.
Otro damnificado relató que también se llevó a cabo un
allanamiento vinculado al ingreso de un delincuente a su vivienda. El vecino
afirma haber identificado al autor y contar con filmaciones del hecho. Sin
embargo, la recuperación de lo robado fue mínima: apenas unos rieles. “Ya habían
descartado la mayoría de las cosas por dos pesos”, expresó con resignación.
Pero la preocupación no es nueva ni aislada. El mes pasado,
otra familia fue víctima de una modalidad que parece ganar terreno: robar
mientras las víctimas están fuera, especialmente durante eventos sociales. En
este caso, aprovecharon que las llaves de la casa estaban dentro del vehículo;
luego se dirigieron a su domicilio y permanecieron alrededor de tres horas,
revolviendo y llevándose objetos de valor. A casi un mes del hecho, el
sentimiento es de impotencia: no solo por la invasión al hogar, sino por la
aparente falta de avances en la causa.
El denominador común en estos relatos es la frustración.
Frustración por no sentir respuestas rápidas ni contundentes. Por ver cómo las
causas se enfrían y los delincuentes siguen en libertad. La comunidad reclama
más seguridad, pero también más celeridad y firmeza en las investigaciones.